APOLOGÍA DE LA LECTURA (Segunda parte)

A los que tengais curiosidad, me vais a permitir que os haga una recomendación que a mí me hicieron en su día, y es un manual de bolsillo: "La cocina de la escritura" de Daniel Cassany, que te ayuda a ordenar ideas, escribir con estilo y según el lector al que va destinado el texto. Es bastante ameno y didáctico.

Dentro de nuestro partido, en el Grupo de cultura, uno de los que formo parte, se va a seguir con un proyecto, comenzado hace un tiempo, de fomento de la lectura con "cuenta cuentos", etc.

Como todo es cuestionable, ese plan es inútil si el fomento no se hace desde la más tierna infancia y con el ejemplo de los mayores. Si en casa no se lee ni el periódico del domingo y se lee sólo en vacaciones, en la playa y por snobismo o por parecer "cultureta", el último best-seller y medio librito infantil como este verano media España, con el "Niño del pijama de rayas", mal vamos a hacer que nuestros pequeños adoren este saludable vicio. Es más fácil, para muchos, entretenerlos con la última consola Wii o el televisor de plasma más grande.

No se que más puedo decir para convencer al que reconoce que no ha leído un libro en su vida y no se le cae la cara de vergüenza, pero bueno es una postura más honesta que el que los tiene decorando estanterías o los compran "a peso" para el salón (cada vez menos, gracias al minimalismo y al estilo zen).

No es por casualidad que vivamos en la cuna del castellano y que debiera presidir la vivienda de todo riojano, como decía otro gran profesor de literatura que tuve en D'elhuyar: una Biblia, un Quijote y una edición de los "Milagros de Nuestra Señora"de nuestro ilustre Gonzalo de Berceo. Yo lo tengo en edición barata y muy manoseada desde el instituto, pero preside el despacho de mi casa una acuarela de Aguado que representa al insigne escritor. Y, por no dejar de nombrar a un querido amigo de la familia, que ningún socialista riojano que se precie deje de leer "Ruavieja 32" y un librito de cuentos posterior de nuestro compañero Javier Bañares.

Eso es hacer patria y lo demás es tontería. Hasta la próxima y seguid leyendo porque es un vicio dulce, que no engorda pero engrandece.