
|
|
--
Bordertown es la historia de Lauren Adrian (Jennifer López) una ambiciosa periodista de Chicago que quiere convertirse en corresponsal en el extranjero, ya que se imagina retrabajando desde Iraq y transmitiendo una gran historia. Sin embargo, su jefe la envía a Ciudad Juárez, México, para cubrir los asesinatos y desapariciones de cientos de mujeres, la mayoría empleadas de las "maquiladoras", unas fábricas mejicanas situadas en la frontera con Estados Unidos en las que se montan componentes electrónicos para dicho país.
Lauren nunca se hubiera imaginado lo que le esperaba en Ciudad Juárez. Mientras está allí, visita a su antiguo colega, Díaz (Antonio Banderas), quien regenta un pequeño periódico local. Lauren y Díaz se ven involucrados en un oscuro mundo de asesinatos e intrigas mientras Lauren lucha por salvar de sus asesinos a una chica de la ciudad. El estremecedor viaje llega al punto más crítico cuando Lauren tiene que intentar salvar su propia vida en una ciudad llena de mentiras, intrigas y apoyo oficial de las mismas.
La unanimidad del Consejo del Poder Judicial (CGPJ) al votar ayer la suspensión del juez Garzón parece indicar que el órgano de gobierno de los jueces no tenía otra alternativa legal. Era, en efecto, demasiado tarde para otra decisión, una vez que el instructor Varela hubiera decretado la apertura de juicio oral y que fracasase, por falta de tiempo y de suficiente apoyo en el Consejo, el intento in extremis de un sector del mismo por darle al juez una salida honorable autorizándole su marcha en comisión de servicios, como había solicitado, antes del pronunciamiento sobre la suspensión. La Comisión Permanente del Consejo, reunida ayer tras el pleno de la suspensión, decidió aplazar la decisión sobre el permiso para el traslado del juez.
La baza esencial de la partida que ha llevado a este desenlace estaba ya jugada desde el momento en que el Supremo aceptó a trámite la querella por prevaricación, planteada por dos organizaciones ultraderechistas que acusaban a Garzón de haberse atribuido competencias que no tenía al intentar abrir un proceso penal por los crímenes del franquismo.
La Sala pudo haber archivado la querella simplemente: siguiendo el criterio de la fiscalía, que descartaba que fuera delito sostener unas posiciones discutibles pero que eran idénticas, por ejemplo, a las defendidas por tres de los miembros de la Sala Penal de la Audiencia Nacional que se pronunció sobre la competencia.
También pudo haberla archivado aplicando el criterio del Supremo en la sentencia Botín, según el cual no cabe abrir causa con sólo la acusación popular, pese a que fue luego modificada en el caso Atutxa, con un voto crítico de Varela. Pero si el argumento de admitir la querella sobre la endeble base de que la tesis de la "prevaricación no puede ab initio considerarse tan absurda como para descartarla", ya hizo pensar en una parcialidad llamativa, esa impresión se ha ido confirmando en cada uno de los trámites ulteriores, hasta culminar en el postrer gesto de acelerar la apertura de juicio oral en cuanto se conoció la petición de Garzón de traslado a La Haya.
Tras consumarse la vergüenza de ayer, a Garzón sólo le queda ahora esperar que no le cercenen su derecho de defensa como ha sucedido en la instrucción. Varela valoró como "una desconsideración" para con sus compañeros del Supremo el testimonio pericial de jueces y expertos juristas nacionales e internacionales sobre la interpretación legal en que sustentó Garzón la causa por los crímenes del franquismo. Es de esperar que esos compañeros rechacen un argumento que huele a rancio corporativismo y permitan que ese testimonio se produzca en el juicio oral.
Una condena en estas condiciones del juez Garzón añadiría una herida más a las todavía sin cerrar de miles de familiares de víctimas sin sepultura de la Guerra Civil y del franquismo; familiares que no han podido hacer el duelo que en todas las culturas sigue a la pérdida de seres queridos. El argumento de no reabrir heridas se tornaría en cruel sarcasmo y obstáculo para la construcción de una memoria compartida y un reconocimiento hacia todas las víctimas, de uno u otro bando, de la Guerra Civil y de la represión que siguió a la victoria de uno de ellos.
He tomado prestado esta argumentación del diario El País para demostrar que tendría narices que organismos, asociaciones de víctimas y tribunales internacionales tuviesen que arreglar nuestras vergüenzas patrias, porque no hemos superado nuestro PECADO NACIONAL=LA ENVIDIA, donde al profesional que destaca, se le corta la cabeza. Somos unos inmaduros en solidaridad a los que después se les llena la boca hablando de caridad cristiana. Hoy he pasado, casualmente, por algún blog en el que debajo de una imagen de un crucifijo, donde alardean de su respetable ideología religiosa, ponen una foto donde crucifican al juez Garzón. He pensado que viva la tolerancia, que viva el respeto y el trabajo bien hecho que ha reconocido todo el mundo, menos los suyos y he pensado, una vez más que, como a otros muchos desde hace tiempo, nos sigue doliendo España.
Esta organización sin fines lucrativos tiene, como uno de sus objetivos de comunicación fundamentales durante el presente año, afianzar su posición en las redes sociales, para ganar visibilidad como plataforma y permitir el contacto entre el público y las causas que promueven.
La ONG ha decidido comenzar la primera versión del 'site', que ya han avisado que crecerá y será constantemente actualizado, con los perfiles de Robert Mugabe, Omar Al-Bashir, Kim Jong Il, Mahmoud Ahmadinejad, Thomas Lubanda Dyilo, Radovan Karadzic, Aleksander Lukashenko y Ramzan Akhmadovich Kadyrov.
La portavoz de la organización señaló que el criterio de selección se basa en personajes con poder, pero no necesariamente jefes de Estado, que se hayan destacado "negativamente" por violar los derechos humanos.
Rodrigues, que aún no dispone de datos acerca de los perfiles más populares ni sobre el número de visitas, avanzó que en las próximas semanas se podrán usar las funciones previstas en el servicio, donde ya aparecen una docena de iconos de diablos repartidos por el globo.
Un reportaje firmado por John Carlin, autor del best seller 'El factor Humano' sobre el papel clave del deporte y de Nelson Mandela para superar el 'apartheid', describe en El País de ayer los negocios realizados por Joan Laporta con la hija del presidente de Uzbekistán, "uno de los peores tiranos del mundo", en un país "donde existen la tortura y el esclavismo". Carlin remite a un informe de Human Rights Watch y explica que Uzbekistán se distingue por "el abuso sistemático de los niños, millones de los cuales han sido obligados a trabajar como esclavos en la cosecha del algodón, principal fuente de ingresos del "atroz" "mafia estado" uzbeco. El régimen "es considerado por las organizaciones internacionales de derechos humanos como uno de los peores del mundo". El artículo también revela que en la única ocasión en que se autorizó una investigación internacional el "análisis forense de dos víctimas del régimen solicitado por