

Empiezo diciendo que estoy firmemente convencida de que, esta mujer, estaría bien y desarrollaría bien su papel allí donde se le ponga. He tenido que aguantar tonterías como que su marido, el señor Barroso, es experto en marketing y de ahí la buena imagen de la ministra. Me toca la moral y daña mi inteligencia este comentario porque para la mayoría de nosotros la imagen que teníamos de ella, buena o mala, la teníamos de ella y de su trabajo y desconocíamos quién ni a qué se dedicaba su pareja y, por supuesto, la teníamos antes de estar casada.
Es indignante que con Fernández de la Vega no se atreven a meterse, quizás por edad y porque no le pueden adjudicar a ninguna pareja masculina que le asesore y que le haya hecho lo que es. Como me crispa el tener que escuchar que, cuando una mujer joven destaca, es la "niña bonita" de alguien (en este caso de Zapatero) o la mujer de alguien, que le aconseja bien.
Mª Victoria o Carme, tanto monta, monta tanto. A Chacón sólo le faltan los años de experiencia de Fernández de la Vega, pero puede llegar a lo mismo o más, con el añadido de ser madre y esposa. Incluso, como decía Jorge Vestringe no sería descabellado pensar en que fuese una muy buena futura y primera presidenta del país, con el puntazo de ser catalana.
No debemos caer en que es una lucha entre mujeres, en un patio de corrala y en que si fuese un enfrentamiento entre dos ministros, no se hablaría. Es legítimo que esto pueda suceder, porque en esto también somos iguales y somos competitivas como los hombres. No caigamos en el victimismo feminista que, no me cansaré de decir que es un machismo encubierto.
Estoy con Enric Sopena en que es la mejor cartera de defensa que ha habido en España. Ha humanizado el ejército. No creo que tenga que mencionaros la gestión de Trillo y la chapuza del Yak 42.
Hoy comparo las tan traídas y llevadas lágrimas de Carme en un funeral de estado y como lanzaba besos a los familiares y la pose "chulesca" de Federico Trillo viendo los restos del Yak, con las manos en los bolsillos, y me alegro de tener a esta mujer en el ministerio porque, por lo menos, demuestra sentimientos.
Tengo un buen amigo que me compara con ella y, para mí, es uno de los mayores piropos y la mayor declaración de cariño, porque sabe que la admiro. Envidio su discreción, tesón, seriedad y firmeza en la toma de decisiones, que pese a quién pese, no me creo que no sean totalmente meditadas.